Monitoreo Continuo de Glucosa (MCG)

Cómo funcionan los MCG

Los MCG funcionan mediante pequeños sensores que se colocan bajo la piel. El lugar concreto de inserción varía en función del dispositivo, pero suele ser en un tejido graso que pueda sujetarse fácilmente para garantizar la comodidad de uso. Los lugares más recomendados son similares a los de inyección de insulina: la parte posterior del brazo, el estómago, la parte externa del muslo y la parte superior de las nalgas.

Los sensores se conectan a través de una aguja o un catéter, que transmite los niveles de glucosa a un receptor o una aplicación de smartphone, eliminando la necesidad de frecuentes e invasivos pinchazos en los dedos. Normalmente, se reemplazan cada 7 a 14 días para garantizar una monitorización continua y confiable. Menos comunes pero en creciente popularidad, los CGM implantables pueden usarse hasta por 90 días.

Ventajas de los MCG

Una de las ventajas de utilizar un MCG o dispositivo de control de la glucosa es el seguimiento continuo, que proporciona una visión completa de los niveles de glucosa en sangre. Esto puede ayudar a las personas con diabetes a comprender mejor cómo responde su organismo a la alimentación, la actividad física y la medicación. También puede ayudarles a identificar patrones y tendencias que pueden pasar desapercibidos con la monitorización tradicional con medidores de glucosa en sangre.

Los MCG también ayudan a reducir el riesgo de glucemia baja (hipoglucemia) y glucemia alta (hiperglucemia) al proporcionar alertas en tiempo real cuando los niveles de glucosa están fuera de rango. Estas alarmas de glucosa permiten intervenir a tiempo y evitar fluctuaciones peligrosas del nivel de glucosa. Este nivel añadido de seguridad puede proporcionar una sensación de tranquilidad que favorece el bienestar mental, y puede ser especialmente útil para los cuidadores, los padres de niños con diabetes o las personas que viven solas.

Por último, los MCG ayudan a que el control de la glucosa sea más fluido y sencillo, ya que eliminan la necesidad de realizar frecuentes pinchazos en el dedo a lo largo del día.

Inconvenientes de los MCG

A diferencia de los medidores de glucosa en sangre tradicionales, los MCG miden los niveles de glucosa a partir del líquido que se encuentra en los espacios que rodean a las células, conocido como líquido intersticial. A diferencia de las pruebas de punción en el dedo, que proporcionan resultados inmediatos, con los MCG hay un retraso de cinco a 15 minutos en la notificación de los cambios en los niveles de glucosa. Esto puede provocar diferencias en las lecturas y en cómo se siente una persona.

La monitorización constante y el flujo de datos asociados a los MCG pueden exacerbar el estrés relacionado con la diabetes y provocar ansiedad y parálisis en la toma de decisiones, aumentando la carga emocional de las personas con diabetes. Otros factores que pueden perturbar el uso fluido de los MCG son:

• Problemas de adherencia del sensor, sobre todo al realizar una actividad física o al aire libre.
• Problemas de conectividad y fallos de software.
• Requisitos de compatibilidad con determinados smartphones o necesidad de equipos adicionales para la sincronización de datos.
• Lecturas imprecisas que pueden dar lugar a posibles interpretaciones erróneas y a decisiones de tratamiento incorrectas.

Para los profesionales sanitarios, los datos de la MCG pueden ser complejos de entender y utilizar de forma eficaz, ya que requieren conocimientos especializados y formación en el análisis de datos de glucosa. Además, integrar el análisis de los datos de la MCG en las consultas rutinarias de los pacientes puede llevar mucho tiempo, lo que repercute en la eficiencia general de la asistencia sanitaria.

Barreras para acceder a los MCG

Aunque los MCG han revolucionado el control y la autogestión de la diabetes, existen obstáculos para acceder a esta tecnología, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios (PIBM). En los entornos de ingresos más altos, la cobertura de los seguros puede limitar el acceso a los MCG y a los suministros relacionados, lo que supone barreras financieras para las personas con diabetes y los centros sanitarios.

En los PIBM, la asequibilidad de los dispositivos y los problemas de infraestructura sanitaria limitan el acceso a la tecnología de MCG. Estas limitaciones se ven agravadas por la necesidad de formación especializada y recursos de los profesionales sanitarios para ayudar a las personas con diabetes a utilizar eficazmente los MCG para una atención personalizada de la diabetes.

La educación diabetológica puede desempeñar un papel crucial a la hora de abordar y superar las dificultades a las que se enfrentan las personas con diabetes y los profesionales sanitarios para acceder y utilizar la tecnología de MCG, especialmente en los PIBM.