La enfermedad renal (nefropatía diabética) está causada por daños en los pequeños vasos sanguíneos de los riñones, lo que provoca una función renal ineficaz o insuficiencia. Es más frecuente en las personas diabéticas. Mantener unos niveles normales de glucosa en sangre y de tensión arterial puede reducir significativamente el riesgo de enfermedad renal.
En las personas con diabetes, los niveles elevados de glucosa pueden dañar los vasos sanguíneos de los riñones, haciendo que éstos trabajen más para filtrar la sangre. Esto afecta a su capacidad para filtrar los residuos y el exceso de líquidos, lo que puede provocar una enfermedad renal crónica (ERC ) e insuficiencia renal. La hipertensión puede sobrecargar aún más los riñones y aumentar el riesgo de insuficiencia renal.
Conozca los principales signos y síntomas de la enfermedad renal:
- Hinchazón de piernas, tobillos, pies o manos por acumulación de líquido (edema).
- Fatiga y debilidad causadas por la anemia, derivada de la incapacidad de los riñones para producir suficiente eritropoyetina.
- Picor persistente debido a la acumulación de toxinas en la sangre.
- Orina espumosa causada por un exceso de excreción de proteínas.
- Aumento de la necesidad de orinar, sobre todo por la noche.
- Hipertensión arterial como consecuencia de la retención de líquidos y sodio.
Si experimenta alguno de estos signos y síntomas, consulte a un profesional sanitario para que le evalúe y le oriente.
La enfermedad renal crónica puede dar lugar a otras complicaciones, principalmente enfermedades cardiovasculares(ECV). Las personas con diabetes ya corren riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares, y la presencia de enfermedad renal aumenta este riesgo.
Gestionar los riesgos
La detección e intervención tempranas pueden ayudar a prevenir o ralentizar la progresión de la enfermedad renal, mientras que el mantenimiento de los niveles de glucosa y presión arterial en los niveles deseados puede reducir el riesgo. Un plan de control de la diabetes que incluya un seguimiento regular de los niveles de glucosa, una dieta equilibrada, actividad física regular y medicamentos prescritos puede reducir significativamente la probabilidad de desarrollar una enfermedad renal. Además, las revisiones médicas periódicas para controlar la función renal pueden ayudar a detectar y prevenir o ralentizar el daño renal.
Los factores de riesgo más comunes de la ERC son la glucemia elevada, la obesidad, la hipertensión y las anomalías en los lípidos sanguíneos.
Factores de riesgo conductuales
Los factores de riesgo conductuales, como las malas elecciones alimentarias, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, pueden influir significativamente en la enfermedad renal relacionada con la diabetes. Las malas elecciones nutricionales incluyen los alimentos procesados, las bebidas azucaradas y el exceso de sal, que provocan un aumento de la glucosa en sangre y de la presión arterial, e incrementan el esfuerzo de los riñones. La falta de actividad física regular puede contribuir a la obesidad y a la resistencia a la insulina, ambas relacionadas con un mayor riesgo de enfermedad renal relacionada con la diabetes. Abordar estos factores de riesgo conductuales puede ayudar a retrasar o prevenir y controlar las complicaciones renales relacionadas con la diabetes.
Atender las necesidades de las poblaciones de riesgo
Los estudios han demostrado que las personas pertenecientes a grupos raciales, étnicos y minoritarios que viven en las sociedades occidentales corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades renales. Asimismo, las mujeres diabéticas tienen más probabilidades de sufrir complicaciones renales que los hombres. Los profesionales sanitarios deben tener en cuenta estos factores y adaptar en consecuencia las estrategias de prevención y tratamiento.
Enfoque multisectorial
Reducir el impacto de las complicaciones renales relacionadas con la diabetes requiere un enfoque multisectorial. Los profesionales sanitarios y los educadores en diabetes pueden ser cruciales para fomentar hábitos dietéticos más saludables, promover la actividad física regular y apoyar el abandono del tabaco y la moderación en el consumo de alcohol.
Además, la promoción y la aplicación de políticas eficaces pueden contribuir a reducir la prevalencia de las complicaciones renales relacionadas con la diabetes aumentando el acceso a la detección y el diagnóstico precoces, fomentando las intervenciones sobre el estilo de vida y garantizando una asistencia sanitaria asequible y equitativa para las personas en situación de riesgo.
Tome el control de su salud renal
La detección precoz y el tratamiento proactivo de la diabetes son vitales para reducir el riesgo de enfermedad renal. Mantener un estilo de vida saludable y colaborar estrechamente con el equipo sanitario puede mejorar significativamente los resultados de salud a largo plazo.
El poder de los registros
Los registros de diabetes y complicaciones diabéticas pueden mejorar el acceso y la calidad de la asistencia sanitaria y facilitar la investigación epidemiológica. El registro iCaReMe es un estudio observacional internacional que recoge datos reales sobre la diabetes y las complicaciones cardiorrenales. Los profesionales sanitarios pueden acceder a una herramienta basada en la nube para controlar los datos y hacer un seguimiento de sus pacientes. Los datos del registro se utilizan para evaluar la calidad de la asistencia, informar las políticas y concienciar sobre los riesgos asociados a la ECV y la ERC.