La insulina es una hormona producida por el páncreas que regula los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. Actúa como una llave que permite que la glucosa pase del torrente sanguíneo a las células para producir energía. El cuerpo descompone todos los alimentos ricos en carbohidratos en glucosa en la sangre, y la insulina ayuda a que la glucosa pase a las células.
Cuando el organismo no puede producir o utilizar la insulina de forma eficaz -lo que se conoce como resistencia a la insulina-, se producen niveles elevados de glucosa en sangre (hiperglucemia). Las personas diabéticas pueden necesitar tratamiento con insulina en función de su tipo de diabetes. Los diabéticos de tipo 1 siempre necesitarán insulina. En cambio, las personas con diabetes de tipo 2 o gestacional pueden tener que incluir la insulina en su plan de tratamiento si las modificaciones del estilo de vida y los medicamentos orales no son suficientes para controlar sus niveles de glucosa en sangre.
Descubrimiento de la insulina
En mayo de 1921 comenzaron en Toronto (Canadá) los experimentos que culminarían en la síntesis de la insulina comercializada.
Frederick Banting y Charles Best experimentaron con perros inducidos por la diabetes con un éxito limitado.
Se produjo un gran avance cuando uno de los perros, llamado Marjorie por el equipo de Toronto, sobrevivió durante 70 días con inyecciones del extracto pancreático, o "Isletin", como lo llamaba el equipo.
El 23 de enero de 1922 se administró con éxito la primera inyección de insulina a un diabético.
Más información sobre el descubrimiento de la insulinaProducción de insulina
Desde que se descubrió y se utilizó por primera vez para tratar a los diabéticos en 1922, la producción de insulina ha evolucionado a la par que el tratamiento y la gestión de la diabetes. El primer tipo de insulina fue la insulina animal extraída del páncreas de vacuno y porcino. Algunas personas diabéticas siguen utilizando este tipo de insulina porque consideran que la insulina animal purificada (limpia) es la que mejor les funciona.
A principios de la década de 1980, los avances tecnológicos permitieron producir insulina humana de forma sintética en un laboratorio -insulina humana biosintética (IHB)- para que se pareciera a la insulina producida por el organismo.
Una década más tarde se introdujo la insulina análoga. La insulina análoga también es una insulina sintética fabricada en un laboratorio, pero alterada para crear insulinas genéticamente modificadas conocidas como análogos. Existen insulinas humanas y análogas para el tratamiento sustitutivo con insulina.
Más recientemente, ha surgido el desarrollo de insulinas biosimilares (BI). Las insulinas biosimilares no son genéricas porque se desarrollan mediante un proceso diferente y pueden presentar ligeras diferencias en su estructura molecular, lo que las hace distintas de los productos originales.
Tipos de insulina
Existen cuatro categorías principales de insulina, cada una con características y usos únicos. Algunas se administran una vez al día, otras dos veces al día, antes del desayuno y antes de acostarse, y otras antes de cada comida.
- Las insulinas basales -tambiénllamadas de acción prolongada o de fondo- se administran una o dos veces al día, normalmente por la mañana o al acostarse. Actúan lentamente para mantener estables los niveles de glucosa en sangre durante la noche o entre las comidas.
- Las insulinas en bolo, que suelen administrarse antes de las comidas, actúan rápidamente para ayudar a controlar el rápido aumento de los niveles de glucosa después de comer. Algunas insulinas son una mezcla de insulina de fondo de acción lenta e insulina de acción rápida para las comidas.
- Las insulinas mixtas se administran antes de las comidas sin insulina basal a una hora diferente. Pueden ser una combinación de insulina de acción corta e intermedia o de insulina de acción rápida e intermedia. La insulina está premezclada y es turbia en lugar de transparente.
Las insulinas también se clasifican en función del momento en que actúan en el organismo, es decir, con qué rapidez empiezan a actuar, cuándo tienen un efecto máximo y durante cuánto tiempo actúan (inicio, efecto máximo y duración).
1. Insulina de acción rápida: | 2. Insulina de acción corta: |
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3. Insulina de acción intermedia: | 4. Insulina de acción prolongada: |
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Adecuar la insulina al tipo de diabetes
Los distintos tipos de diabetes pueden requerir regímenes de insulina diferentes. Existen muchos regímenes de insulina diferentes, empezando por las terapias intensivas que intentan replicar el patrón normal de secreción de insulina del organismo utilizando insulina basal y en bolo. Estas terapias requieren más inyecciones y cálculos, pero proporcionan mayor libertad y flexibilidad, con dosis de insulina ajustadas para adaptarse a los cambios diarios del estilo de vida.
La terapia de escala móvil consiste en aumentar progresivamente las dosis de insulina antes de las comidas o por la noche en función de unos intervalos de glucemia predefinidos. Se trata de dosis más aproximadas. La ingesta de alimentos y los niveles de actividad deben ser lo más constantes posible para que este tratamiento funcione con eficacia.
Los diabéticos de tipo 1 suelen utilizar una combinación de insulina de acción rápida o corta antes de las comidas y de insulina de acción prolongada o ultralarga para la cobertura basal.
La insulina puede recetarse de muchas formas a los diabéticos de tipo 2, en función de las necesidades de cada persona. Puede administrarse una vez al día, varias veces al día o incluso a través de una bomba de insulina. Puede administrarse como tratamiento único o con otros medicamentos y puede incluir insulina de acción prolongada o incluso de acción rápida.
Las mujeres con diabetes gestacional suelen utilizar insulina de acción rápida antes de las comidas y, en ocasiones, insulina de acción prolongada.
Cómo administrarse la insulina
Los diabéticos pueden inyectarse insulina o infundírsela. A medida que han avanzado los tipos de insulina, también han evolucionado los métodos de inyección. Cuando se empezó a administrar insulina, se utilizaban jeringuillas y viales de cristal. Hoy en día, las jeringuillas de plástico desechables están muy extendidas.
En la década de 1980, las plumas de insulina se convirtieron en una alternativa a las jeringuillas y los viales. Estos dispositivos permiten una dosificación más precisa, mayor adherencia y menos dolor en el punto de inyección. También se han beneficiado de una tecnología mejorada, que utiliza pantallas digitales y memoria para registrar las dosis de insulina recientes.
Las bombas de insulina son la forma más avanzada de administración de insulina. Son pequeños dispositivos informatizados programados para administrar insulina bajo la piel. Las bombas de insulina pueden utilizarse con dispositivos de monitorización continua de la glucosa (MCG) que controlan los niveles de glucosa en sangre.
En el caso de los diabéticos de tipo 1, puede ser necesario administrar infusiones de insulina por vía intravenosa para tratar la hiperglucemia. Esto suele hacerse en caso de cetoacidosis diabética (CAD) o para controlar la diabetes durante una intervención quirúrgica o una hospitalización.
Elegir la insulina adecuada
La elección de la insulina puede depender de varios factores:
- Estilo de vida individual: Horario de trabajo, patrones de comidas y niveles de actividad física.
- Patrones de glucemia: Niveles de glucosa en ayunas y después de las comidas.
- Riesgo de hipoglucemia: Algunas insulinas conllevan un menor riesgo de provocar un nivel bajo de glucosa en sangre.
- Edad y estado general de salud: Ciertas insulinas pueden ser más adecuadas para los adultos mayores o las personas con otros problemas de salud.
- Preferencias personales: Algunas personas pueden preferir las plumas de insulina a los viales o un menor número de inyecciones diarias.
Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Conocer los distintos tipos de insulina es un paso fundamental para controlar la diabetes con eficacia. Si trabajas con un equipo de profesionales sanitarios y te mantienes informado, podrás controlar tu diabetes y llevar una vida sana.
Efectos secundarios y riesgos
Aunque la insulina es un salvavidas para muchos, también puede tener efectos secundarios:
- Hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre): El efecto secundario más frecuente y grave. Los síntomas incluyen temblores, sudoración, confusión y, en casos graves, pérdida del conocimiento.
- Aumento de peso: La insulina puede provocar un aumento de peso, que puede controlarse con dieta y ejercicio.
- Reacciones en el lugar de la inyección: Enrojecimiento, hinchazón o picor en el lugar de la inyección.
- Resistencia a la insulina: En algunos casos, el organismo puede perder capacidad de respuesta a la insulina con el paso del tiempo.
- Reacciones alérgicas: Raras pero pueden ocurrir. Los síntomas pueden incluir erupción cutánea, dificultad para respirar o hinchazón.
- Lipodistrofia: Los cambios en el tejido adiposo en los puntos de inyección pueden afectar a la absorción de la insulina.